martes, 21 de noviembre de 2006

Cuéntame un cuento y verás qué contento...


Hoy voy a hablar de un cómic que me gusta. No es una obra maestra, ni siquiera es un cómic demasiado notable, pero es muy entretenido. Se trata de Fábulas de Bill Willingham y Mark Buckingham. El último tomo publicado por Planeta, titulado “La marcha de los soldados de madera” es el ejemplo perfecto de un cómic honesto, sin más pretensiones que la de entretener. Y es que ese universo que ha creado Willingham con los personajes de los cuentos clásicos, tiene fuerza y vitalidad. ¿Quién no conoce a Blanca Nieves o al Lobo Feroz? ¿Quién no sabe quién es Caperucita Roja? Todos estos personajes son viejos conocidos de nuestra niñez. Por eso resulta divertido verles en historias de tono adulto. Así, conocemos realmente lo sinvergüenza que es el Príncipe Azul. Observamos a un Lobo Feroz reformado y actuando como un héroe (¿acaso no es un héroe de nuestra juventud Lobezno?). Vemos a un Pinocho frustrado por ser siempre un niño y no poder crecer. Y así, cantidad de viejos personajes que se transforman en manos de Willingham en protagonistas de aventuras llenas de imaginación y de acción.

Porque la fantasía no ha abandonado a estas fábulas. Es cierto que viven en el mundo real, en un barrio de Nueva York, que visten como personas mundanas, pero vienen del mundo de los cuentos que ha sido invadido por el misterioso Adversario, y todo ello marca el desarrollo de unas historias en las que el ingrediente fantástico es fundamental. Así, me parece alucinante el ejército de hombres de madera tallados por Gepetto (sí, ése, el papá de Pinocho) desfilando por las calles de Nueva York ante la atónita mirada de los mundanos.

Sin embargo, todas estas descabelladas ideas, no podrían ser creíbles sin el concurso de un dibujante como la copa de un pino como Mark Buckingham. Este dibujante inglés es un auténtico portento, ya que se adapta perfectamente a los guiones de Willingham y aporta ese toque de cuento, ilustrando las páginas con motivos fantásticos que sirven como elementos decorativos. El estilo caricaturesco que emplea y la perfecta caracterización de los personajes, junto con ese trazo limpio y claro, dan a la serie un cierto aire “infantil” muy apropiado. Para mí uno de los grandes aciertos de esta serie es precisamente la parte gráfica. De hecho, el episodio realizado por el gran P. Craig Russell, me parece inferior gráficamente, ya que este estupendo dibujante no se adapta al tono de cuento infantil que tiene el resto de la serie.

Lo dicho, Fábulas es un cómic entretenidísimo, inteligente y con sentido de la maravilla. Bueno, por fin hablo bien de un cómic, aunque no sea para ponerlo por las nubes, pero sí para recomendarlo a todo aquél que todavía necesite leer cuentos para ser más feliz.

5 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo al 100%,tebeonauta. No es una obra maestra, ni falta que le hace. Hasta ahora, ha sido entretenido, adictivo, bonito y hasta entrañable. Que es mucho más de lo que podría decir de otros tebeos con autores de relumbrón y exceso de ínfulas...

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  2. Coincidimos bastante, no fui yo. Me ha parecido interesante tu reseña de Iron Man. A ver si lo pillo y lo leo.

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  3. Esta serie es un enganche absoluto, que se disfruta y de la que estás deseando que lleguen más y más fábulas...
    ¿se nota que me encanta, eh?
    Pues sí!!!

    Besitos,
    mar

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  4. Es cierto, tiene algo de adictiva. Es como los cuentos que contaba la abuelita cuando era niño, pero una vez que uno se ha hecho adulto.

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  5. Si que es una serie buena.
    Incluso diría que t quedas corto, de lo mejor que se puede leer ahora de americano (en mi opinión claro).

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