lunes, 25 de junio de 2007
Dampyr: La isla de la bruja
Hoy voy a hacer otra vez algunos comentarios sobre otro tebeo de Bonelli Cómics, editado por Aleta en España. Se trata de Dampyr: La Isla de la Bruja, un cómic de terror y misterio protagonizado por un personaje, Harlan Draka, que presenta un extraño mestizaje entre humano y vampiro. Algo no muy original, ya que la Marvel creó en los años 70 a Blade que también era hijo de un vampiro y una humana. Y quizá no sea esta la única conexión que tiene Dampyr con los cómics de terror de la década de los 70, ya que tanto el tono de la historia escrita por Mauro Boselli, como sobre todo el dibujo de Luca Rossi, recuerdan mucho a los cómics de este género que se publicaban en aquella época.
El argumento gira en torno a la relación entre la Reina Bruja y una antigua discípula, que huyó siendo niña del peligroso influjo que aquélla quería ejercer sobre ella. Con el paso de los años la Bruja reaparece con toda su maldad en una perdida isla del Mar Egeo. Dampyr y Ann Jurgin (la discípula) acudirán a investigar y enfrentarse en dicha isla a la malvada Bruja.
El desarrollo de la historia es tópico y muy visto, pero como sucede con la mayoría de los cómics Bonelli, está desarrollado con oficio y entretiene. Es de esos cómics que te hacen pasar un buen rato, para olvidarlos nada más terminarlos. No tiene mayor pretensión que la de evadir a los lectores con un relato de terror a la antigua usanza. Y es que en este sentido, el dibujo recuerda a clásicos como Alfredo Alcalá, Luis Bermejo o Gray Morrow, retrotrayéndonos a los cómics de las revistas Warren o a la línea de terror de la Marvel. El buen dibujo de Rossi, con ese aire tan clásico es el elemento más interesante de un tebeo que hará disfrutar a los viejos aficionados al cómic de terror de los años 70, pese a estar realizado en el 2001.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Siempre ocurre lo mismo con los vampiros viñeteados: ¡la falta de sexo!, sin sexo no hay muerte que valga.
ResponderEliminar