Sábado por la tarde, el cine lleno de chiquillería, el olor a palomitas que impregna toda la sala. Las risas, los gritos, las palomitas que caen del techo...
Me asaltan lejanos recuerdos infantiles de aquellas sesiones vespertinas de cine de barrio con películas del Zorro, Maciste o Gorgo.
Las luces se apagan, en la pantalla aparece el más famoso trepamuros de la historia. Los niños aplauden, gozan, disfrutan con el icono más empleado en disfraces, pijamas y demás merchandising. La película se inicia con una buena pelea contra el duende (aunque no va vestido del duende..., pero queda bien). Después, todo transcurre con un ritmo irregular, mucho Peter Parker, la misma Tía May, la sosa Mary Jane (la Gwen que sale está más buena), poca pelea, mucho supervillano y...
tacháaaaan, Peter Parker haciendo de Travolta!!!, más agresivo, más ligón...
Bueno, todo se debe a la kriptonita roja, perdón... que me he cruzado los cables con Smallville. Por cierto, el joven Clark Kent tambié se debatía (como en la canción) entre una rubia y una morena. Aquí la cosa cambia, la elección está entre una rubia y una pelirroja, aunque ya se sabe, ante la duda la más...
La peli sigue, un poco larga... Algún crío empieza a moverse más de lo normal en el asiento. Las niñas de atrás no hacen más que dar patadas a mi butaca, además no se callan. Bufff..., que sudor, qué calor hace en este cine. Joder,... cuándo va a mandar Spiderman a estos malosos a freir espárragos.
Al final, efectos especiales a mansalva, espectáculo, música a tope, ruido de pelea y conclusión dramática. Está a punto se saltarme una lagrimilla... no, que ha sido una palomita que me ha saltado al ojo.
Se encienden las luces, la chiquillería sale corriendo como alma que lleva al diablo. Oigo a un crío decir algo de que la próxima Harry Potter... Salgo a la calle y pienso que mucho ruido y pocas nueces. Sí, he pasado el rato, pero me gustaron más las dos anteriores, y eso que tenían menos presupuesto...
Bueno, si quiero disfrutar con Spiderman, siempre estarán en mis estanterías esos viejos cómics de Stan Lee, Ditko, Romita y compañía. Eso que se pierden los críos que atestaban las salas de los cines el pasado fin de semana.
Es exactamente la misma sensación que tuve yo. En fin, ha sido una lástima
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Me ha gustado esa frase que pones al final "eso que se pierden los crios..." cuando hablas de los orígenes de tu afición por Spiderman.
ResponderEliminarY la comparto aunque en otro sentido. Yo no soy aficionado a los comics (como sabes), pero me pasa eso que tu dices cuando voy a ver una película de la que he leído el libro, o cuando voy a un concierto de música de alguien que ha sido muy importante para mi. No es una sensación de prepotencia, pero si de sentirse un poco afortunado por conocer algo mas que la historia que nos han transmitido en las 2 horas delante de la pantalla.