Una vez que ya ha salido publicado en España el primer número de la etapa de Ed Brubaker como guionista del Capitán América, parece que volvemos, por fin, a un buen momento en la colección del capi.
Que Ed Brubaker es un buen guionista, creo que no es descubrir nada nuevo; sólo hay que remitirse a la espléndida serie de Catwoman y a los episodios guionizados por él en Gotham Central. Además está acompañado por un Steve Epting, dibujante al que podríamos definir como correcto, pero que en este primer episodio hace su mejor trabajo de los que yo he visto. El color corre a cargo de Frank D´Armata que le da al cómic una tonalidad oscura muy adecuada a la historia planteada por Brubaker.
Habrá que esperar al desarrollo de la serie, pero de momento lo que consigue es que los seguidores de las etapas más clásicas del personaje, volvamos a degustar aquel estilo mezcla de superhéroes y de espionaje a lo James Bond, que tan característico fue en la colección en los años 60 y en los 70. Es una maravilla volver a reencontrarnos con el Cráneo Rojo y con una nueva versión de Cubo Cósmico, artefacto que como el anillo en el Señor de los Anillos, representa el poder absoluto que enloquece a cualquiera que lo porte, pero que es objeto de deseo por parte de todo el panteón de supervillanos de la Marvel.
En esta línea, los más veteranos, podemos rememorar la magnífica saga del Cubo Cósmico (editada recientemente en la Biblioteca Marvel dedicada al Capitán América) guionizada por Stan Lee y con el incomparable Gene Colan a los lápices, volviendo a disfrutar de esos momentos más genuinos y más propios de la colección y dejando atrás los últimos intentos de politizar la serie con historias que, ni eran lo suficientemente críticas con la política de los E.E.U.U., ni llegaban al nivel de entretenimiento de los mejores momentos del Capitán América.
En resumen, un buen comienzo de otra etapa más, que espero siga en la línea de lo apuntado en este primer número.
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