jueves, 26 de julio de 2007

El Juez Dredd

De gesto severo, con porte de conquistador español, intransigente, insobornable e implacable, la creación del zaragozano Carlos Ezquerra ha pasado a la historia del cómic como el icono por excelencia de la revista inglesa 2000 AD. La manera de hacer cómics que tienen los ingleses es propia y característica, diferenciándose del maniqueísmo americano de buenos y malos, y de la línea franco/belga más orientada hacia lo “artístico”.

En Inglaterra el cómic es un producto popular, como en Norteamérica, pero además es satírico, crítico con la sociedad, con personajes amorales que no pretenden ser un modelo para nadie. El sentido del humor británico, irónico y sarcástico, confiere a estos cómics una fuerte personalidad. Además su narrativa gráfica suele ser sólida y de estilo clásico, aportando dibujantes reconocidos internacionalmente una vez dado el salto al otro lado del Atlántico.

El Juez Dredd es la quintaesencia de todo lo dicho anteriormente. El futuro en el que se desarrollan sus historias es la versión deformada de nuestra realidad, siendo el claro antecedente de la sociedad postmodernista reflejada en Transmetropolitan del también británico Warren Ellis. Por otra parte, el Juez Dredd no es un héroe a imitar, es en realidad un personaje caricaturesco, que aplica la ley sin ninguna sensibilidad, sin compasión, sin escrúpulos. Nunca se ríe, no conocemos su verdadero rostro, no es humano…

Precisamente, esa caracterización de una sola pieza, sin dobleces, sin matices, da a sus historias una comicidad cercana a las “pasadas” descritas por Garth Ennis en sus guiones. La sonrisa que me queda después de leer sus aventuras es consecuencia de ver lo bestia que es el tío. Pero a la vez me entra un escalofrío si pienso en los jueces y policías que nos aplican la ley y que sufren el síndrome Juez Dredd.

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